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Hábitos tóxicos que debes evitar en el trabajo

hábitos tóxicos que debes evitar en el trabajo

El entorno laboral, el tipo de trabajo y las relaciones dentro de la oficina han ido evolucionando en las últimas décadas. Se busca un entorno más confortable y una mejor gestión desde lo emocional. Sin embargo, no siempre sabemos aplicarlo o no hemos adquirido el conocimiento sobre nosotros mismos o sobre cómo nuestros hábitos no siempre nos ayudan y acaban convirtiéndose en tóxicos para nosotros. Nuestro rendimiento baja, nos instauramos en la queja o sufrimos más estrés del que sabemos controlar. Cada pequeña acción que repetimos nos afecta y puede ser perjudicial.

Analizar qué nos está restando energía, qué roba nuestro tiempo o qué disminuye nuestro bienestar emocional en la oficina es primordial. Solo desde este análisis empezaremos a tomar conciencia de que no es el trabajo en sí el que nos hace sentir mal, sino que hay varios elementos cotidianos que hacen que nos encontremos así. No siempre la alternativa es cambiar de puesto, sino que debemos enfocarnos en los hábitos tóxicos que hemos acumulado.

Es fácil caer en comportamientos tóxicos sin darnos cuenta, y estos se pueden convertir en hábitos que vas cargando de un trabajo a otro (o de una relación a otra) y terminan siendo uno de los factores más grandes del fracaso (o al menos de la falta de éxito), así que hay que empezar por reconocer para poder lograr un cambio.

Y lo que pasa es que no importa qué tan brillante seas, si no sabes cómo comportarte en el trabajo, cómo comunicarte, trabajar en equipo y llevarte bien con los demás, entre otras cosas, probablemente no vas a llegar muy lejos.

De hecho, hay unos cuantos hábitos que son realmente malos, incluso si no lo parecen, y es buena idea empezar por ahí si quieres lograr más y no morir en el intento.

Rompe la cadena

rompe la cadena

Todos nuestros días contienen una serie de hábitos encadenados y unidos que funcionan como un bloque. La rutina de levantarnos, el momento de irnos a dormir o el tiempo del gimnasio tienen varias tareas dentro que vamos desarrollando de forma automática. Esto se debe a que nuestro cerebro busca ahorrar la mayor cantidad de tiempo y automatiza este tipo de tareas habituales. No siempre son hábitos buenos los que encadena y repite, sino que podemos también incluir tareas de procrastinación, pérdidas de tiempo o elementos que nos hagan sentir miedo o tristeza. Esto es habitual que pase en la oficina, especialmente si llevamos mucho tiempo en el mismo puesto o nos ha empezado a desmotivar, aunque siempre puede romperse.

Los hábitos tóxicos aparecen en muchos instantes del día a día. No todos son realmente perjudiciales ni se trata de buscar la perfección, pero es importante identificar aquellos que más tiempo nos restan y que, además, nos hacen sentir mal.

Los hábitos tóxicos que evitan que crezcas en el trabajo

nunca reconocer tus errores

1. Nunca reconocer tus errores (y no aprender de ellos)

Esto lo dicen expertos como Jeff Bezos, Steve Jobs y Bill Gates, si quieres crecer en el trabajo, o en cualquier área, es importante que tomes responsabilidad por tus errores y que aprendas a repararlos.

Reconocerlo es el primer paso, después debes evitar que el peso de esos errores te aplaste, y más bien debes buscar la lección o aprendizaje que se encuentra en ellos, para que no vuelvas a cometerlos y para poder ir mejorando con cada intento. Ser humano significa que te vas a equivocar, pero también puedes decidir qué hacer con esos errores.

2. No delegar nada y no saber pedir ayuda

Nadie llega al éxito solo, querer hacerlo todo te puede dejar abrumado y, además, puede llevar a que las cosas salgan mal porque no hay suficiente tiempo para hacerlo bien.

Dicen por ahí que dos mentes piensan mejor que una, y es por esto que debes rodearte de un buen equipo en el que puedas confiar, con personas que te hagan sentir la confianza necesaria para delegar y para aprender a compartir la carga cuando es necesario. Querer hacerlo todo sin ayuda no te va a hacer más exitoso y aumenta la posibilidad de cometer errores.

3. Llegar tarde siempre

llegar tarde siempre

No necesitas ser el que llega a abrir la oficina y encender la luz, pero es importante que respetes tu horario. Llegar tarde no solo te hace ver poco profesional e irresponsable, también significa que tienes menos tiempo para hacer todo lo que tienes que hacer, y que vas a empezar el día estresado.

Si te cuesta levantarte por la mañana, pon más alarmas, prepara todas tus cosas la noche anterior o incluso consigue a algún amigo que sepas que no va a dejar que te quedes dormido. Al final, la puntualidad te va a permitir tener estructura y organizar mejor tu día.

4. Solo críticas y quejas

La psicología dice que nadie quiere estar cerca de una persona que solo se queja y se la pasa diciendo cosas negativas, y esto es porque esa negatividad se contagia y realmente no aporta mucho.

Debes cuidar que las críticas sean constructivas y útiles, que las quejas estén acompañadas de una solución, y que la forma en la que te expresas no sea agresiva o desagradable, ya que esto puede hacer que nadie quiera trabajar contigo.

5. Falta de comunicación y no desarrollar buenas relaciones

No solo debes tener grandes ideas, debes aprender a comunicarlas y “venderlas” correctamente, para que más y más personas se quieran sumar y ayudar (o por qué cree que Apple hace sus famosos eventos para lanzar nuevos productos).

Por otro lado, necesitas tener una buena relación con tu jefe, compañeros de trabajo y clientes, ya que esto crea un mejor ambiente de trabajo y promueve la colaboración.

6. Ser un workaholic

workaholic

Trabajar sin parar no es la manera de llegar al éxito, eso solo te va a dar burnout, fatiga y frustración.

Claro que es importante dedicarle tiempo al trabajo, entendiendo que también necesitas tiempo para ti, para tus amigos y familia, para hacer cosas que disfrutas y que te pueden inspirar a tener más y mejores ideas, y más energía para seguir adelante.

7. Redes sociales

El cerebro no siempre es nuestro órgano más productivo. Al cabo del día también necesita oxigenarse, pero no siempre encuentra la mejor forma. Entrar en Redes Sociales, consultar la prensa online o mirar continuamente el correo forman parte de los mecanismos de huida de nuestro cerebro. Es importante marcarnos una hora determinada para ello donde lo realicemos. El resto de momento estará prohibido hacerlo.

8. No hay descanso

Cuando estamos en el pico de mayor productividad del día, queremos aprovecharlo al máximo. Creemos que parar hará que luego no rindamos. Sin embargo, ocurre al contrario. Gastamos toda nuestra energía en esos momentos y a medio y largo plazo ya no hay nada de productividad. Cada 90 minutos, debe haber algún tipo de descaso, de unos cinco o diez minutos.

9. No pongo límites

En la oficina podemos llegar a caer en el hábito de acumular más tareas de las que nuestro tiempo podría abarcar. Confundimos eso con ser mejores trabajadores o con mantener nuestro empleo a largo plazo. Sin embargo, el estrés no hará estar más irritables, cometer más fallos y dar una imagen de falsa sumisión que solo nos perjudicará.

10. Sin planificación

sin planificación

El no tener planificación es uno de los hábitos tóxicos más perjudiciales, aunque el polo opuesto también lo es. Debemos llevar una agenda de las tareas diarias, semanales y mensuales, repasarlo con frecuencia y reajustar en base a los plazos. No implica agobiarse, sino ir con tiempo de sobra y tener en cuenta los imprevistos.

Cualquier hábito corre el riesgo de convertirse en tóxico para nosotros. Lo que al principio es bueno o inocente, si a la larga reduce nuestra productividad, no estará haciendo sentir mal y con sensación de culpa. Es un círculo vicioso que aumenta y que parte de analizar toda la rutina laboral para encontrar los errores y subsanarlos, pero siempre desde el respeto hacia uno mismo y reduciendo la autoexigencia.

Fuente:
El periódico.com
GQ.
Todos Somos Uno.

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