Ante las situaciones cotidianas que pueden provocar una incomodidad mayor o menor, caben tres tipos de comportamiento: agresivo, pasivo y asertivo.
El comportamiento agresivo intenta humillar o dominar a la otra persona, física o emocionalmente.
Actuar de manera condescendiente o pasiva supone no expresar las propias necesidades, los pensamientos y sentimientos. Implica ignorar los derechos propios para permitir que los demás impongan sus deseos.
La persona asertiva expresa pensamientos, sentimientos y necesidades, con sinceridad y sin ambages, a la vez que respeta los pensamientos, sentimientos y necesidades de los demás.
Entre los principios básicos de la asertividad se pueden mencionar los siguientes.