¿Cuál es la razón por la que Ejecutivos inteligentes y bien pagados, cometan errores casi de párvulos?
Creso fué el último rey de Lidia (560-546 adC). Al morir su padre Aliates de Lidia en 560 adC, sometió a todas las ciudades griegas de Anatolia (salvo Mileto), a las que hizo importantes donaciones para sus templos. Debido a la gran riqueza y prosperidad de su país, de él se decía que era el hombre más rico en su tiempo. Ante el inquietante avance de Ciro II de Persia, Creso envió un mensajero al Oráculo de Delfos que le respondió que si conducía un ejército hacia el Este y cruzaba el río Halys, destruiría un imperio. Alentado por el oráculo, Creso organizó una alianza con Nabónido de Babilonia, Amasis II de Egipto y la ciudad griega de Esparta. Sin embargo, las fuerzas persas derrotaron a la coalición en Capadocia, en la batalla del río Halys (547 adC). De esta forma se cumplió el vaticinio, con la destrucción del propio imperio lidio. Después de que fue liberado por Ciro II, acudió indignado al templo de Apolo para reclamarle al oráculo su errada profecía. Este le contestó: "Te dije que el gran imperio sería vencido, y así fue: Tu imperio fue vencido". Esta historia nos enseña una gran lección: Debemos desafiar nuestras suposiciones, es decir, debemos cuestionarlas. Creso supuso que el oráculo se refería al imperio persa, cuando en realidad se refería al imperio lidio. Esta suposición errónea le costó el reino a Creso y, casi tambié, la vida. Encontramos hoy día que los Directores siguen cometiendo graves errores, muchos de los cuales se deben a suposiciones defectuosas. ¿Cuál es la razón por la que Ejecutivos inteligentes y bien pagados, cometan errores casi de párvulos?: Que les da flojera pensar a fondo sus decisiones. Que les es más fácil suponer, que analizar y probar. En la ciencia, una suposición es una hipótesis que debe ser probada. En los negocios no tiene por qué ser diferente. Además, una suposición errónea en los negocios puede causar la destrucción de riqueza, incluso la quiebra de una empresa. A pesar de la veracidad de esta afirmación, muchos Directores siguen actuando con base en suposiciones, en vez de hacerlo con base en hechos. Es verdad que las suposiciones son inevitables, pero deben ser razonadas, cuestionadas y revisadas antes de aceptarlas. Sirven para reducir la incertidumbre, pero pueden ser tan restrictivas que paralicen el análisis. |