Este síndrome, acuñado por Philippe Rothlin y Peter R. Werder en 2007, es todo lo contrario a “estar quemado”, y se caracteriza por un “aburrimiento crónico”.
El boreout es un fenómeno complejo, y pese a que algunas personas piensen que mantener la silla caliente mientras no se hace nada en el trabajo es lo ideal, las consecuencias psicológicas de esto pueden ser devastadoras.
La mejor manera de prevenir este tipo de situaciones es atajarlas desde la organización, además de que el tratamiento del síndrome boreout tiene como objetivo modificar precisamente esas circunstancias.
Aunque pueda parecer que el empleado que sufre Boreout es simplemente un vago, en realidad se trata de un fracaso en la política de recursos humanos de la empresa.